La obra del complejo fronterizo entre La Quiaca y Villazón está paralizada y crece la preocupación e incertidumbre sobre su culminación.
Los trabajos comenzaron a finales de 2021, hubo un importante avance pero quedaron inconclusos por decisión del Gobierno nacional, perjudicando a La Quiaca y sus 23 mil habitantes.
Antes de la pandemia, según los registros de la Dirección de Migraciones, más de un millón y medio de personas circulaba anualmente por el paso quiaqueño.
Es por ello que se decidió la construcción de un Complejo fronterizo que modernice todas las instalaciones de los organismos internacionales como Gendarmería, Migraciones, salida de fronteras y Aduana.
También el tránsito ordenado de camiones y vehículos particulares, mejorando además la transitabilidad del añejo puente.
Por ese entonces, Alejandro Benedetti, director Nacional de Control de Fronteras e Hidrovías, impulsó la realización de esta licitación a partir de una inversión del Estado Nacional por un monto superior a 330 millones de pesos, incorporando mano de obra local.
Junto al municipio en la pasada gestión de gobierno, se propusieron remodelar una infraestructura de más de 50 años.
El proyecto se basó en la documentación desarrollada por la Subsecretaría de Control y Vigilancia de Fronteras, ellos formaron parte del equipo que elaboró el pliego del llamado a licitación. El plazo de ejecución era de un año y medio aproximadamente.
La paralización de la obra genera actualmente inconvenientes al momento del tráfico vecinal fronterizo, por ende la circulación de todo tipo de vehículos.
Al quedar inconclusos los trabajos, por ejemplo la avenida Bolivia, vía de acceso al puente internacional está sin iluminación.
Los choferes de camiones pueden dar cuenta los inconvenientes que tienen desde que ingresan a La Quiaca, para estar en un lugar cómodo que brinde los servicios básicos como baño y dónde dormir.
Desde que comenzaron los trabajos del complejo fronterizo están a la intemperie en un lugar no adecuado e inseguro.
Otro tema son los controles migratorios, para lo cual se dispusieron precarias casetas que cuentan con escasa iluminación, son incomodas tanto para el trabajador de migraciones y quienes deben cruzar la frontera. Tanto de ida, como la vuelta a territorio argentino, los vecinos de la frontera cansados de largas esperas optan por usar los pasos ilegales.
El ingreso de vehículos, ya sea camiones, autos, camionetas y demás, en un lugar con poca iluminación, escombros, donde hay aglomeración de personas, un espacio estrecho. Esto hace que los efectivos de Gendarmería, aparte de cumplir su función hagan las veces de agente tránsito.
*Fuente: El Tribuno de Jujuy